Para mi, ser voluntario comenzo como un hobbie, pero con el paso del tiempo se ha convertido en una forma de vivir la vida de otra manera, es decir, no solo lograr volver a casa con la satisfacción de haber sido útil, si no, ser consciente de que en este programa, ayudamos a quien no tiene la autonomia o la posibilidad de hacer determinadas cosas, que para cualquier persona no suponen ningún problema.

Ser voluntario representa la mejor manera de aportar tú granito de arena a la sociedad. Apenas llevo dos años como voluntario de DYA, durante este tiempo me he formado, participado en toda clase de servicios y colaborado en otras actividades y proyectos, pero sin lugar a dudas, la mayor satisfacción la he tenido formando parte de esta iniciativa, cumpliendo deseos, devolviendo sonrisas.

Son muchos los años que llevo colaborando directa o indirectamente con distintas ONG y Asociaciones, en casí todos los casos dentro del ámbito sociosanitario, sin embargo, la experiencia vivida en el Proyecto Deseo es la más enriquecedora que he tenido, se trata de una actividad con un impacto enorme tanto en los beneficiarios, como en todos los que de un modo u otro colaboramos para hacerlo posible.

Si hay una palabra que puede definir como me siento, tal vez escogería, si, sin dudarlo. "Satisfacción", dicen que el voluntariado es dar sin esperar nada a cambio, estoy de acuerdo, pero, egoistamente diría que recibo mucho más de lo que doy, cada experiencia, cada palabra, cada guiño son una enorme satisfacción y es algo que llevo conmigo y me acompaña en mi día a día.

Ser voluntario es ofrecer parte de tu tiempo libre en beneficio de la sociedad, no importa si es por hobbie o por satisfacción personal, en mi caso, DYA se ha convertido en mi segundo hogar, en el que desarrollarme como persona y como profesional descubriendo una nueva vocación, un lugar donde compartir conocimientos y sentimientos con gente que empiezan siendo compañeros y acaban siendo amigos.